Belleza.


La bella se encuentra en el exterior, sí ya sé que lo que queda bien es decir que la belleza está en el interior y que no hay que juzgar a los demás por su aspecto físico. Pero, ¿cuántos de vosotros os aplicáis ese sabio consejo o principio? La verdad, muy poca gente lo hace seamos honestos por una vez y reconozcamos que la gente gorda, con orejas grandes, dientes torcidos y amarillos, pocas tetas o poco culo, granos en la cara, narices torcidas o grandes, cejas pobladas o unicejas nos dan asco o repugnancia, nos produce una serie de aversión como si fuesen apestados porque las personas con una cara más simétrica o delgada se creen superiores. Nos os sintáis culpables, al fin de cuentas es a lo que nos han enseñado: odiar aquello que no encaja, que marca la diferencia y no es común. Se hacen excesivas alusiones al respeto, tolerancia e igualdad, pero en la práctica, en la vida real eso no tiene mucha eficacia, tenemos una sociedad llena de prejuicios que juzga por aquello que ve a primera vista sin importarle la repercusión que pueda tener emocional y mentalmente en una persona todo tipo de comentarios vejatorios, grotescos y desagradables. Lo que importa es que estés muy buen@, que alegres a la vista y que causes sensaciones en un número elevado de braguetas, que te miren y te piropeen, en definitiva, que seas objeto de deseo de los demás para que así cuando existan los cotilleos de tipo "éste se a liado con ésta o ésta está saliendo con Fulano o Mengano" lo que digan no sea "joder pero si es to´ fe@ o está to´ gord@". La sociedad es así de cruel porque sólo acepta como válido aquello que se comercializa, esto no pasa únicamente con el rostro y el cuerpo, sino que ocurre exactamente lo mismo con el vestuario. A ver, ¿ por qué un hombre no se va a poder poner un vestido o una falda? ¿cuál es esa razón tan sumamente inquebrantable que se lo impide? Bien, pues esa razón no es más que ZARA o cualquier otra multinacional distribuidora de ropa, estas tiendas dividen el género y dejan muy poca imaginación para la comunidad de vestuario. Bueno perdón, que las mujeres podemos llevar algunos complementos o atuendos masculinos porque al género masculino le gusta, se me olvidaba a quienes tenemos que agradar. Si a un hombre se le ocurre vestirse como un falda, que no sea escocesa y porque no sea a causa de alguna festividad, y se mete en el metro o se da un paseo por cualquier calle de Madrid, lo único que va a conseguir es que todo el mundo diga "¿has visto a ese cómo va? parece maricón, que asco" todo esto acompañado de risas y desprecio, y suponiendo que no se encuentre en un lugar muy conflictivo porque si se cambia de zona lo mismo se lleva una buena paliza. Cambiar las reglas y romper con los marcos reglados conlleva, automáticamente, a la violencia ya sea verbal o física.

Ahora, yo me pregunto ¿todo esto es justo? ¿por qué tenemos que agredir aquello que nos es desconocido por el simple hecho de que nos dé miedo? ¿por qué nos creemos que tenemos jurisdicción o poder sobre los demás? ¿por qué nos creemos superiores?
Una persona puede tener sobrepeso y ser perjudicial para ella, pero eso no le da a nadie ningún derecho de atacar a esa persona, de meterse con ella, de tomarse la voluntad de tan si quiera intentar joderle el día a dicha persona, cada cual es feliz a su manera.
Todos nos merecemos el mismo respeto, somos de la misma condición. Hay que revisar los límites de esta sociedad porque no pueden seguir en el espacio de libertad de licencia, una libertad que viene conferida por el poder subyacente de quien más tiene es quien manda. 
Dejad de mirar mal a la gente porque vaya con ´´pintas´´o tenga una cara más o menos simétrica, lo comercial y aquello que es común suele tener menos calidad que aquello que es excepcional e irrepetible y cada una de las personas que habitamos en este planeta somos únicas e irrepetibles, aprender a valorar a los demás por su extraordinaria excepcionalidad y no porque sea como el resto de los demás. Si seguís siguiendo a Vicente, iréis a donde va la gente, pero no llegareis a ninguna parte.

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